Proyecto B renueva imagen y reafirma su compromiso con la inserción laboral

En septiembre de 2022 la fundación renovó su identidad visual para transmitir su propósito y valores de manera más eficaz y en línea con lo que hace en la actualidad.

En 2021, la Fundación Proyecto B comenzó un proceso de reflexión sobre cómo se mostraban al exterior, una renovación de imagen de marca. Estos procesos suelen verse como algo meramente estético, sin relación con la labor principal de una fundación, pero cuando se considera lo que motivó el cambio se pueden evidenciar razones mucho más significativas.

Algunas de estas motivaciones pueden estar relacionadas con la interrogativa de si la imagen externa tiene sentido con la imagen interna de un espacio. Dicho fue el caso de Proyecto B que, en palabras de su director ejecutivo, Julio Cifuentes, la forma en que se mostraba la fundación estaba un poco vencida, era muy fría, muy institucional y a la vez poco clara. Características que impedían que sus valores se comunicaran de forma más efectiva.

Pero ¿qué cambió tanto en Proyecto B como para que su imagen se percibiera obsoleta? la ampliación de su público de atención. Durante 10 años la fundación se dedicó a trabajar solo con jóvenes que infringieron la ley, pero en 2021 dieron un giro a su historia. En 2021 ampliaron su cobertura al área de jóvenes de residencias de protección.

Proceso de renovación

Esto llevó al equipo a un proceso de reflexión interna que tuvo dos líneas de trabajo: una orientada a los valores y propósito de la fundación, y otra más inclinada a la imagen gráfica de ella.

Para la primera línea de trabajo, la fundación hizo un trabajo interno a través de focus group liderados por el directorio. Estos resultaron en nuevos valores y un propósito más amplio que abarcara no solo infractores e infractores de ley. 

La amplitud del propósito es que este era la motivación por ser un puente de inserción social para jóvenes que infringieron la ley, a través del empleo. Específicamente este se busca a través de su Programa de Inserción Laboral (PIL). Pero desde 2021 este también incluye a jóvenes en situación de vulnerabilidad.

Respecto a la segunda línea de trabajo, esta surgió a partir de la reflexión “si nos ampliamos, cambiamos nuestro propósito y nuestros valores, lo que toca es cambiar también nuestra forma de mostrarnos al mundo”, que tuvo el equipo. De allí nació la necesidad de renovar el logo.

El antiguo logo que tenía la fundación apuntaba más a la privación de libertad, de hecho representaba unos pilares de celda de cárcel. Esta connotación se refería a un grupo muy específico de beneficiarios y beneficiarias, lo que hizo lógico tener que cambiarla.

Hacia resultados colaborativos

Junto a la idea de cambiar el logo, la agencia que estuvo a cargo propuso agregarle una versión en movimiento, es decir, un gif. Esta idea buscaba proporcionar un logo dinámico, además del original, que juntara diversas letras B dibujadas y se moviera a medida que mostraba cada una de ellas.

Debido a estas características surge la interrogante sobre quiénes proporcionarán cada letra b diferente. La respuesta fue sencilla: a través de toda la comunidad relacionada a Proyecto B. Así se le pidió al equipo de la fundación, a empresas en alianzas, a quienes colaboran con ella y sobre todo a  las y los beneficiarios que han pasado por el programa de Proyecto B, que dibujen su propia letra B.

Esta dinámica permitió hacer el proceso mucho más colaborativo y evidenciar el trabajo en red que desarrolla la fundación. Una de las jóvenes que destacó en esta dinámica fue una ha sido acompañada por una de las asesoras laborales de Proyecto B, Vanina Castellaro

En palabras de la asesora:

“[…] el hecho de que hiciera esa B fue muy significativo para ella. Porque, de partida, la hizo con muy buena disposición; segundo, ella siempre ve estas instancias como una forma  de aportar activamente al cambio social, que es algo que le motiva muchísimo a ella. Y en tercer lugar porque, como egresada de la fundación fue como que ella dejase una huella, o por lo menos así lo veía ella”.

Visión que se relaciona mucho con la que tiene Vanina, quien señala que para ella

el corazón de Proyecto B y de hecho, creo que sin ellos y ellas prácticamente no existiría la fundación, son las y los jóvenes. Entonces es fundamental que pudieran dejar una huella en una cosa que es para ellos y ellas finalmente.

Al considerar esto se podría decir que la dinámica reflejó, en cierta medida, el vínculo que se forma entre la fundación y cada joven. Como bien describe otra de las asesoras laborales de Proyecto B, Carolaine Águila, la fundación participa en sus procesos de reinserción social, les apoyan y acompañan en parte del camino. Por lo que hace sentido que ellas y ellos participen también en la renovación de la imagen que se espera les acompañe a futuro. 

En palabras de Carolaine:

nosotros les pedimos a ellos que nos acompañen y que sean parte de esta transformación de la marca, entonces es simbólico. Yo creo que la palabra es algo mutuo, dar y recibir”.

Así, la renovación de identidad de marca de Proyecto B no es solo un tema institucional más, sino que tiene que ver con el hacer sentido entre lo que es y cómo se muestran al exterior. 

Es un paso para mostrar cómo el trabajo colaborativo y en red es fundamental para que la fundación logre su propósito. El cual sigue siendo el ser un puente inserción social para jóvenes en situación de vulnerabilidad o exclusión, a través del empleo. 

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